Una vez alguien me dijo "Si no duele, no sirve"...yo que sé...a veces duele y punto. Lo que sí se es que el dolor es por lo que no fue.
Entonces un día te levantas, ves que hay un montón de cosas para hacer y vas y las haces -y te frustras- y te enorgulleces por gritarle a un par de personas lo que querés decir -y te volves a frustrar porque no te entienden pero la que no entendes sos vos-.
Seguís haciendo esas cosas con mucho ímpetu y la clavas al ángulo porque sabes que no es el producto ni el resultado; es el proceso y todo es parte del proceso.
Y finalmente (porque para un "todo comenzó" tiene que haber un "finalmente") te apoyas en ese día que el calendario te da para volver arrancar sin la culpa de no haberlo hecho antes y encarás eso que tanto te pesó todo el año.
Agarrás todo lo que querés para el próximo año, lo escribis, lo dibujas, lo haces foto.
Por otro lado, todo lo que NO querés más lo juntás de a poco -procurando que no te rompa (sí, "te")-, lo metes en una cajita con cuidado y a modo de agradecimiento te despedis amablemente y le explicas a esos asuntos que es una cuestión de espacio, que lo necesitas para los nuevos.
Una vez cerrada buscas la manera menos nociva de enviarla a un mejor lugar.
Pero antes le pones nombre (porque todo lo tiene) y esto se llama...SOLTAR.